Callejeros Mierderos

Callejeros es un programa que me fascina pero, algunas veces, me enerva. El otro día me enervó.

El programa en cuestión iba sobre el mierdoso barrio malagueño de “La Corta”. Vamos, lo de siempre: drogatas, ladrones, gitanos y vagos. De hecho, en este barrio, el 85% de sus habitantes están en el paro. Y a partir de aquí es cuando me enervo hasta el punto de insultar al pobre televisor.

En el reportaje salían continuamente gitanos y españolitos enseñando su barrio y sus casas. “Oh, son de Callejeroh, adelante, adelante. Esto eh, una porquería. La casa ehtá llena de ratah y cucarachah”, y así todas las putas casas. “Pobre gente”, diréis algunos. “Vagos de mierda”, digo yo. Sí que es cierto que el barrio es una porquería y la Junta de Andalucía los tiene marginados, pero coño, podéis arreglarlo un poco, imbéciles. Los muebles destrozados y tirados por doquier, la ropa escampada y sucia, las paredes con brechas, un hedor de mierda que te hecha para tras, niños jugando con cristales, etc. Joder, gitanos de los cojones, una cosa es ser pobres y la otra ser unos putos sucios. Vale que seas pobre, pero ordénate la ropa, arregla las brechas y no permitas que tus hijos jueguen con cristales.

Ah, y no solo esto, también son más cortos que las mangas de un sostén. Me atrevería a decir que son subnormales. Incluso más. Son más lerdos que un viejo senil con cinco embolias. ¿Tan difícil es deducir que si hay cucarachas y ratas es porque tienes la puta casa echa un basurero? ¿Antes de quejarte e intentar mamar del Estado has probado de limpiar, vago de mierda?

En fin, ahora empezaría a insultar otra vez. Me compraría un helicóptero de guerra y un montón de Napalm. Sobrevolaría “La Corta”. Tiraría el Napalm.

Salvaría a la humanidad de esa gente subnormal, vaga e imbécil.

Aquí una mierda de familia enseña su puta mierda de casa. La hija de puta tiene la barra de decir que se tenía prisa y ha marchado de su casa sin recogerla. Vaya barra japuta.